Descripción
Esta casa en Valle de Guadalupe abraza la arquitectura del silencio, arraigándose en la tierra en busca de eficiencia y gracia. Al entrar, te envuelve la protección primigenia de una cueva... el santuario ancestral de la humanidad.
La herida en la tierra sana con vegetación nativa, mientras que el agua, recolectada y reutilizada, devuelve la vida. El concreto pigmentado, con su tono terroso, y las paredes con texturas que evocan el granito moldeado por el viento, susurran honestidad y alma. Encofrados de madera que se transforman, dando forma al espacio, elementos que cuentan historias y revelan cicatrices. Vivir en esta casa en Valle de Guadalupe es una inmersión en la serenidad, saboreando el clima, el contexto y las vistas. Cada amanecer, la niebla envuelve el paisaje, filtrando la luz y creando un aura calma y contemplación. Desde los amplios ventanales, las vistas se despliegan como un lienzo vivo, una invitación perpetua a conectar con la naturaleza. Esta casa es más que una estructura, es un espacio para habitar, respirar y simplemente ser.
Una arquitectura artesanal, elegida y elaborada con reverencia, minimizando el impacto y maximizando el alma. Ven y vive la serena elegancia de este espacio en Valle de Guadalupe.